Viento de Primavera

La escultura de Goya se inscribe como una obra abstracta, minimalista y conceptual, donde diversas placas de hierro se doblan en formas curvas, fluidas y dinámicas, dialogando el volumen con sus líneas. A pesar de la dureza del material, el artista logra transmitir una sensación de movimiento, ya que la obra posee distintos ritmos según el ángulo en que se la observa, como si fuera víctima de una brisa de viento.

La policromía azul y roja saturada es una característica recurrente en el trabajo del artista y tuvo diversas interpretaciones. Se reconoce cierta influencia del taoísmo, debido a su ascendencia japonesa, que asocia esos dos colores con las representaciones del Yin y el Yang, dos formas de energía opuesta que se complementan formando un todo armónico. El Yin representa lo femenino, mientras que el Yang simboliza lo masculino.

Las luces y sombras generadas por los ángulos cóncavos y convexos producen un juego visual que crea distintas profundidades y percepciones, modificando los planos y las aristas dependiendo del perfil desde el cual el espectador contempla la obra.