Algunos de los lugares que aparecen en sus fotografías podrían adivinarse, pero se trata de un registro ecléctico y variopinto que le resta importancia a ese aspecto. Las imágenes pudieron haber sido captadas en cualquier sitio, ciudad, medio de transporte, interior de algún local decadente o en un atractivo entorno veraniego. No es eso lo que importa, sino el destello de la situación. Un momento detenido en el que la artista señala una postura, una mirada, una condición, circunstancia o elemento disonante, llamativo, a veces perturbador.

Las relaciones que establece a través de sus capturas muestran un lenguaje particular, artístico y documental con coordenadas espacio-temporales muy precisas. Aparecen personajes de muy variada índole. Muchas de estas personas no podrían pasar desapercibidas, pareciera que se desplazan entre lo cotidiano -por sus gestos o aptitudes- como si estuvieran en un escenario, pero otras, por el contrario, centellean su anonimato y Barbi señala con el lente algún detalle o nota que exhibe el rasgo particular que las identifica. A veces una mirada, otras un gesto exaltado. Su búsqueda se trata más de un diálogo revisionista de los trazos de nuestro tiempo que de una crónica realista. Ni tan popular.

Patricia Rizzo