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Vivimos rodeados de imágenes que estimulan nuestra imaginación -ya sea por medio de la memoria o por la anticipación-, pero cuando nos enfrentamos a ellas no podemos dejar de preguntarnos: ¿dónde está ese otro modo de vida alternativo?(2)

En los últimos años Pabli Stein articula sus proyectos en una continuidad secuenciada. Un flujo de acciones se convierten en episodios y profundizan aspectos de su trabajo. En este caso la fantasía oximorónica que encierra la imágen del Real Fake (3), cobra escala monumental y toma la fachada de El Cultural San Martín. 

La apropiación de la moda de alta costura revisa su imaginería, pero también el imaginario que produce y en el que participamos. Se evidencia la forma de mostrar y ocultar sus dispositivos e imágenes para producir valores y sesgos. 

¿Qué hace posible identificar unívocamente el nombre de un artista detrás de una obra? ¿Cómo se construye un hito? ¿Cuándo es que una acción logra instalarse en el sistema de signos, qué lo determina?

Stein ensaya una administración de aquellos elementos que educaron nuestra visualidad. Cuerpo, consumo y deseo son puestos en tensión. Se actualizan las preguntas sobre la organización de los signos que somos, portamos y reproducimos. 

En la era del featuring (feat.) y el sampleo, colaboración y cita estructuran la producción cultural. El signo fragmentado hace presente la totalidad, mientras que en la colaboración se trafica el universo de sentido original.

La acción es el gesto: la instalación de un signo requiere la escucha silenciosa de los efectos que produce. Sucede entonces la integración en la trama urbana de la Ciudad de Buenos Aires y la intervención en su historia. El uso cotidiano de la ciudad involucra la memoria, la significación de los espacios y su posibilidad. El signo, la imagen y su lectura quedan disponibles; lejos del efecto unívoco de la publicidad (como una Noche Abierta). 

Sin duda la construcción de un hito -gracias al acuerdo tácito sobre su vigencia- es prácticamente imposible de predeterminar. Las condiciones que lo hacen posible y las operaciones necesarias tienen un alto grado de especulación. Podríamos arriesgar que aquello que hace reconocible la obra de un artista es el conjunto de decisiones que lo organizan. No es la imagen resultante, es la forma de leer, seleccionar y reorganizar los signos que conforman el mundo. 

Federico de la Puente
Curador autónomo

1.  ¿Qué estás mirando? Madonna. (1990). Vogue. 
2. Irene Gelfman (2021). El ojo en la boca. Exposición en Quimera Galería.

Real Fake. Exposición en elculturalsanmartin. Curaduría: Hernan Giagante (2022).